¿Como se distingue a los creativos? ¿Que características deberíamos tener en común para ser considerados como ellos? Tratando de adivinar cuales son esos rasgos que los definen a ellos y a muchos otros, en este artículo confeccionamos nuestro propio decálogo.Dicen los neurocientíficos que nuestro cerebro se divide en dos hemisferios. En el izquierdo se ubica la lógica y el razonamiento, la habilidad científica y numérica y la capacidad de hablar y escribir; en el derecho, en cambio, encontramos la imaginación, la sensibilidad, el sentido artístico y musical, la percepción espacial… Todos poseemos por tanto esas habilidades en conjunto, sin embargo hay quien desarrolla un lado más que el otro. Por eso se dice que las personas creativas suelen tener mayor actividad en el hemisferio derecho que las que son más «racionales». Hacer esa afirmación tal vez sea simplificar mucho las cosas. ¿Quien concibe la innovación y la creatividad sin el análisis y el raciocinio?
Lo cierto es que hay gente que destaca por su faceta creativa, como el cocinero Ferran Adrià o el diseñador Javier Mariscal, profesionales que ha triunfado gracias a sus creaciones únicas y originales. Observándolos, uno se pregunta ¿Como se distingue a los creativos? ¿Que características deberíamos tener en común para ser considerados como ellos? Tratando de adivinar cuales son esos rasgos que los definen a ellos y a muchos otros podríamos confeccionar un decálogo:
- Andan siempre despistados, en las nubes. Sí, es el tópico, pero es así. Van por la vida soñando despiertos, parece como si el mundo real les resultara aburrido, son incapaces de fijar su atención en una sola cosa durante mucho tiempo, su imaginación les plantea constantemente escenarios alternativos.
- Son observadores y perspicaces. Perciben los detalles más allá de lo aparente, les gusta indagar sobre el funcionamiento y el origen de todo lo que les rodea. Devoran y almacenan gran cantidad de información.
- Adoran los cambios. Reniegan del orden establecido, al fin i al cabo crear consiste en buscar nuevas maneras de organizar, nuevas combinaciones con los elementos ya existentes. Intuyen y visualizan fácilmente los efectos que pueden producir esas transformaciones a pesar de la incerteza que provocan.
- Son sensibles y empatizan fácilmente con los demás porque son capaces de ponerse en su lugar. Captan la belleza oculta de las cosas y valoran el equilibrio y la perfección de la naturaleza.
- Tienen espíritu crítico. Replantearán su trabajo una y otra vez hasta que obtengan el resultado deseado, y aun así es muy posible que no queden satisfechos del todo.
- Son desinhibidos y no temen al fracaso o al ridículo. Se sienten libres, diferentes, poco convencionales y les importa muy poco lo que piensen los demás de sus excentricidades.
- Les gusta correr riesgos, experimentar, equivocarse… ya que todo ello forma parte del proceso. Precisamente para ellos el proceso es lo verdaderamente importante, lo que les hace disfrutar.
- Son optimistas por naturaleza. Saben que si caen volverán a levantarse, que siempre hay una nueva manera de conseguir sus propósitos.
- Son enérgicos, apasionados, vehementes. Buscan nuevos retos cada día. Cuando alcanzan el estado de máxima concentración pierden la noción del tiempo, de las necesidades básicas. Sienten el objetivo tan cerca de su alcance que no permiten que nada ni nadie se interponga en su camino.
- Les va la marcha. Trabajan mejor bajo presión y se desenvuelven bien en el caos.
Si conocemos a alguien creativo posiblemente reúna muchos de estos rasgos. Aunque no pretendemos ser muy categóricos. Lo cierto es que la creatividad y los mecanismos del cerebro humano son tan complejos que resulta aventurado elaborar una definición o unas características exactas para describir a estas personas. Tal vez se trata de un proceso mágico, misterioso, inexplicable… ¿y si lo replanteamos?