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Despropósitos de verano

Los diseñadores también tomamos vacaciones. Es sorprendente ¿verdad?… ¿Y qué vamos a hacer? ¿descansar?… no, !qué va!. En este artículo tan veraniego, os contamos lo que vamos a hacer y que, aunque queramos, no vamos a poder hacer…

Aprovechamos nuestro regreso, después de un paréntesis forzoso, para romper de una vez por todas un mito.
Recordad que fue este blog el que un día lo reveló. Allá va:

LOS DISEÑADORES TAMBIÉN TOMAMOS VACACIONES

Sorprendente ¿Verdad?. Bueno, tal vez tú lo sospechabas, pero nuestros amigos, docentes y funcionarios la mayoría, no se lo creen ni hartos de vino. Si alguna vez, por esas cosas que tiene el azar, nos encuentran en la playa, sentados en la toalla, sin hacer nada, con la mirada perdida en el horizonte… Después de comprobar que no somos un holograma o un decorado de cartón-piedra, empiezan a mover la cabeza de un lado a otro buscando la maldita cámara oculta. Pasados estos momentos de incertidumbre cuando descubren que sobresale el iPad de la cesta de mimbre que hay bajo la sombrilla sonrien, no se porqué, aliviados, como diciendo «ya sabía yo…»
Y con los clientes pasa tres cuartos de lo mismo. Algunos nos llaman en pleno més de agosto solo para comprobar que es cierto lo que se dice. Otros nos envían un correo desde el móvil y cuando, al rato, ven que reciben respuesta se regocijan excitados como un niño que acaba de hacer una gamberrada.
Es así, en nuestro afan de formar parte de la masa, llegamos a tomar algunas semanas de vacaciones al año. Pero es un concepto para nosotros tan antinatural, tan efímero, que siempre nos pilla desacostumbrados, despistados. Los primeros días deambulamos perdidos, vamos al estudio, ordenamos los papeles de la mesa, hacemos un gran esfuerzo por no encender el ordenador, nos sentamos junto al teléfono hasta que nos convencemos de que no va a sonar, escuchamos una y otra vez la voz de una señorita diciendo que no hay mensajes nuevos y al cabo del rato sin saber que hacer respiramos hondo y volvemos a salir a la calle tratando de disimular nuestro desconcierto…
Lo gracioso del asunto es que una vez que tomas la decisión y sabes que tal día te vas a ir, la semana antes trabajas tantas horas extra que si las sumaras todas resultaría el equivalente al tiempo que tomas de vacaciones… o más!
En fin, que las vacaciones nos pillan desprevenidos y no sabemos muy bien que hacer.
Si en lugar de un estudio de diseño tuviéramos una agencia de publicidad sería radicalmente distinto, a mi se me ocurren un montón de cosas que haría en verano:

  • Viajar lejos, muy lejos, a algún sitio con cocoteros y cabañas de bambú.
  • Con niñera, por supuesto
  • Pasear en yate
  • Pescar en altura
  • Bucear en los arrecifes coralinos
  • Jugar al golf
  • Asistir a cócktels donde todo el mundo va vestido de blanco
  • Cenar en un tres estrellas Michelin…

Y muchas cosas más, pero como no es el caso, la verdad es que no se muy bien que vamos a hacer en estos días ociosos. Si acaso, ya con la experiencia de ocasiones anteriores, podría hacer una lista de las cosas que NO vamos a hacer. Una serie de despropósitos vacacionales. Sumando, natural y desgraciadamente, a la lista anterior los siguientes ítems:

  • Evitar consultar el correo electrónico del trabajo
  • Desconectar de las redes sociales
  • Levantarnos tarde
  • Llegar temprano a la playa
  • Leer un libro entero, incluso lograr terminar el que empecé el año pasado
  • Salir a correr cada día
  • Cuidar la dieta


Presiento que en esta lista de despropósitos es muy probable que coincidamos esta vez con muchos de los que nos estais leyendo. ¿A que sí?